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Razones para romper con la pared blanca y el estilo neutro: poner color en tu casa (y en tu vida) te hará feliz | Estilo de vida

Resulta que vivimos en un mundo cada vez más gris gracias a la tecnología y sin que nadie se dé cuenta. El Museo Británico de Ciencias conoció este curioso detalle y publicó un estudio en colaboración con la analista de datos Cath Sleeman sobre esta pérdida de color en la que se encuentra inmersa la sociedad del siglo XXI. Se analizaron más de 7.000 objetos en 21 categorías, desde elementos decorativos hasta tecnología; ya través de su evolución en el tiempo, desde el siglo XIX hasta nuestros días, se ha potenciado su pérdida de tono y su homogeneidad. Tras un minucioso análisis, se concluyó que el color más común es el gris antracita, tonalidad que aparece en el 80% de los objetos y fotografías estudiadas. Parece que el mundo se ha vuelto adicto a la gama de grises y neutros en todas sus variedades. Por sí mismo, se ha convertido en un mundo menos feliz. Sin embargo, hay esperanza en la evolución irregular que ha seguido el color en el mundo del interiorismo.

Extrapolando este estudio al mundo de la decoración, en la mayoría de los hogares ocurre lo mismo. Paredes neutras con algunas obras de arte enmarcadas, una mesa de centro de madera natural, muebles blancos y un sofá en tonos grises con cojines de colores, todo ello salpicado de plantas verdes como la monstera o las suculentas. No, no es una imagen del nuevo catálogo de Ikea, aunque lo parezca. Probablemente esta descripción encaje con muchos de los apartamentos turísticos repartidos por la geografía del planeta, o uno de esos apartamentos decorados que se alquilan en las grandes ciudades y que pretenden mostrar sus posibilidades. La casa del tercer vecino también es similar a esta descripción.

Aunque en la década de 1990 las cocinas rojas vibrantes con suelos negros o paredes verdes y naranjas eran todo un reclamo en los asentamientos residenciales de toda España, esta tendencia fortuita ha disminuido gradualmente. Durante la última década, la tendencia ha llevado a una estandarización y democratización global de los interiores, creando esa sensación de que todas las casas son iguales y que los tonos neutros son los que deben armonizar la vida cotidiana.

Así como Netflix transformó las locaciones de sus producciones en ciudades difíciles de reconocer, para perder al espectador y enfocar la trama, algo similar sucedió con el diseño de interiores. El reportero Ben Hubberman lo llamó el efecto airbnb. Ese minimalismo exagerado y esa sensación de estar siempre en la misma casa, sea Ámsterdam o San Francisco, ha hecho que los interiores pierdan cierta personalidad, provocando que decoradores y arquitectos entren en un ciclo de aburrimiento y monotonía.

La revolución empezó con rosa

Pero echando la vista atrás, en 2017 se intuyó el cambio de tercio con la entrada por la puerta de la famosa y explotada rosa del milenio, que durante mucho tiempo desplazó al clásico color Pantone del año. Desde Pinterest a las principales cabeceras de la decoración internacional, pasando por Instagram, el único consolidador de tendencias, las paredes se han teñido de ese rosa alegre y joven que ha surgido casi como una religión, dispuesta a cubrir las necesidades de toda una generación ávida de cambiar Apple también se hizo eco de la revolución y el iPhone consiguió su versión rosa, que pronto se agotó. Y aunque a los bautizados les gusta Rosa milenaria No todo fue culpa suya, su entrada en acción empezó a transformar y cambiar la relación con el colorido y el hogar.

El color es un claro exponente de la felicidad y está directamente relacionado con las emociones. Una pared azul te ayudará a descansar mejor, mientras que una amarilla será el centro perfecto para desarrollar la creatividad. Eva Heller afirma en su libro psicología del color (Gustavo Gilli, 2009) que los colores actúan directamente sobre los sentimientos y la razón y por eso es importante rodearse de ellos en casa.

El color es más que un fenómeno óptico, ya que afecta sentimientos y emociones, algunos evocan recuerdos y contribuye a la liberación de dopamina y, en consecuencia, a la felicidad. Heller también confirma que el azul es el color que más seguidores tiene. El 45% de las personas lo considera su color favorito, seguido del verde, mientras que los marrones provocan más rechazo. Tessa Muga, fundadora de la empresa de reformas e interiorismo Somos Nido y de la inmobiliaria The Home Hunter, es una gran especialista en dar vida y color a pisos y casas desde hace más de 10 años. “El color aporta identidad. Es muy fácil hacer una casa con materiales blancos bonitos, pero hay que buscar esa personalidad única, y eso es a través del color”, comenta.

Muga cree que, en general, la gente tiene miedo de romper con la dinámica de la vivienda tradicional: paredes blancas y pocos detalles. «La mayoría de mis clientes me dicen que les encanta lo que tenemos, pero no lo ven por ellos, tienen miedo de cansarse». Relacionar el color con el cansancio es habitual, “suelen querer un estilo neutro por miedo a cansarse de ver las paredes pintadas”. Lo importante, en este sentido, es sacar esa parte creativa de cada uno, entender cuáles son los colores adecuados que se pueden adaptar en cada rincón. “Cada espacio aporta una alegría diferente y el color es fundamental para que el efecto final sea perfecto”, afirma Muga. “A través de un cuestionario trato de romper la convicción de la casa en la que vivimos, y poder saber qué personalidad tiene cada uno. De qué sirve dar en cada habitación y qué queremos dar a cada espacio. Y así puedan definirse a través del espacio que habitan”, dice.

Pero, ¿qué color elegir? Está claro que este cambio no es para todos y que hay que dar con la clave del que mejor se adapta al tipo de vida y alojamiento. “El color tiene que hacerte sentir algo, es como una obra de arte, dándote un empujón, como mostaza y coral, calma y relajación, con tonos más terrosos, verdes o azules, o energía con texturas más vibrantes”, enumera. Muga. Por tanto, el conjunto creará un equilibrio que dará lugar a esa felicidad dentro del hogar.

Por su parte, la empresa de diseño Equipo Nimú lleva años creando proyectos llenos de colores vivos. Está claro que en lo que al color en sí se refiere, casi todo está bien. “Mezclas imposibles pueden ser posibles si buscamos el equilibrio, mezclamos con los materiales, buscamos el lugar adecuado”, continúan. “Hay que jugar con muchos elementos, buscando sentido y equilibrio”, añaden.

Y ese equilibrio del que hablan tanto Tessa Muga como Nimu es fácil de conseguir. No se necesita mucho presupuesto para crear un cambio poderoso en una habitación; Marcas como Bruguer tienen muestras a disposición del comprador con una amplia gama de colores que se pueden probar en casa. «Si hay algo bueno en el color, es que puedes regresar, así que no debes tener miedo», dice Muga. «Siempre puedes volver al blanco, el truco es saltar y pintar». Esto sin duda supone una ruptura con el mundo gris y monocromático hacia el que nos dirigimos y una apuesta segura por esa alegría llena de matices que mejorará positivamente nuestro estado de ánimo.

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