Desde muy joven, la futura arquitecta Lorna de Santos (Madrid, 1990) ya experimentaba «normalmente» algo peor que el aburrimiento: el recelo, casi el miedo. Y, dentro de ese cajón, el de la normalidad, la niña que metía no sólo la profesora que charlaba en clase o sus deberes, sino también los juegos del recreo o las celebraciones de cumpleaños de sus compañeros. Ya entonces, dice, poseía una sensibilidad viva, una mirada diferente que supo convertir en su principal virtud: «Quienes me conocen me señalan que estoy acostumbrado a mirar las cosas desde otra perspectiva, y que Estoy bastante obsesionado con mi misma vista. Dicen que mi cabeza es como una lavadora que hila ideas…. Y tienen razón». Es la mente inquieta de quien se ha convertido en una de las interioristas más cotizadas de España, una creadora con vocación de crecimiento, lo que para ella significa: «Ser internacional, seguir aprendiendo de aquellos a mi alrededor y saber liderar y apoyar el talento de mis equipos”.
Agitada, con una sonrisa de oreja a oreja, se baja de la moto y entra en el restaurante que está reformando y que, tras 10 meses de obras, abrirá sus puertas en un par de semanas. Mientras la fotografían, no pierde ningún detalle de lo que sucede a su alrededor, le advierte a un carpintero que trabaja con un rodillo: «Esa pintura es opaca, ¿no?»; Señala, un par de tomas después, a otro trabajador: «Los focos de techo sobre las mesas deben abrirse más, sin llegar a proyectar sombras en los rostros de los comensales»…
Preguntar. ¿El galgo viene de la raza? Su padre es albañil, su madre decoradora de interiores…
Respuesta. ¿Ha influido? Seguro que sí. Pero… Yo no jugaba exactamente a las casitas cuando era niño. Dibujo terrible y no me dio nada creativo a una edad temprana. Vivía aferrado a una raqueta. Jugaba al pádel. Siempre he competido. Mi mamá también me ayudó a saltarme algunas clases para entrenar. Me lo tomé muy en serio. Entrenaba contra chicos, al principio casi no había mujeres. Fui profesional. Viajé por toda España y mis padres me acompañaron. Llevaba jugando desde los 9 años, hasta que decidí retirarme a los 23.
P. ¿Qué pasó?
r Gracias a formar parte de la selección española de pádel pude acceder a una plaza para deportistas de élite en la universidad. Era el momento de elegir carrera, había pensado en ser actriz, fisioterapeuta, pero opté por matricularme en Arquitectura en la ETSAM [Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, perteneciente a la Universidad Politécnica de Madrid]. Allí todo cambió. Estaba feliz desde el principio: un ambiente tan cultural, rodeado de gente que busca la excelencia. Pero solía morir por las cosas en las que era bueno, los deportes. Y de repente necesitaba ayuda con las matemáticas, con el álgebra, era una estudiante normal, a pesar de las horas que le dedicaba, una estudiante que le iba mejor en Proyectos. Empecé a notar cansancio, mi brazo estaba rígido mientras competía, estaba perdiendo el gusto por el pádel… Así que decidí parar y concentrar todos mis esfuerzos en corregir las carencias que percibía en comparación con mis compañeros de carrera. ¡Estaba conociendo a tanta gente de la que estaba aprendiendo tanto! Siguen siendo mis amigos hoy. Era un mundo nuevo. Aunque no creo que haya dejado el deporte…
P. ¿Tu talento como atleta te ha ayudado a perseverar y convertirte en arquitecto?
r Por mi carácter me llamaron leona, Imagínate… Cuando me bloqueaban en un partido, restando un saque, me repetía: «Vamos, puedes hacerlo, eres el mejor». No es que lo creyera, pero ese condicionamiento positivo me sacó del bloque. Naturalmente, esa actitud me sirvió mucho durante mis estudios. El deporte sigue siendo fundamental para mí.
P. ¿Cómo?
r Corro maratones, carreras de montaña, necesito ponerme en situaciones límite porque es el único lugar donde encuentro la serenidad, donde veo las cosas claras. En esos momentos tuve mis mejores ideas. Mi padre, que siempre me ha animado a seguir entrenando en época de exámenes, siempre dice que hay que tener muchas ideas y luego plasmarlas… o hacer deporte con ellas en caliente.
MI DEFINICIÓN
“El talento es poder hacer que el otro sienta lo que tu sientes»
De Santos toma nota de todo lo que la rodea: los asientos requieren espuma de látex de 10 cm de espesor, aún se está instalando el vidrio de la terraza, con el andamio levantado frente a la fachada… ¿Cómo llegó la jugadora de pádel, estudiante de arquitectura, en el diseñador de interiores premiado? Cuando colgó la raqueta, decidió irse al extranjero a estudiar: en Tel Aviv, Israel, descubrió su talento natural para la arquitectura de interiores; Llena de coraje para volver a sentirse bien con algo, se dirigió a China, Shanghái, donde vivió durante dos años. Trabajó en la prestigiosa Oficina de Diseño e Investigación Neri & Hu. A su regreso, en 2017, fundó su propio estudio en Madrid.
P. ¿Por qué Israel?
r El destino fue elegido por nota. Elegí cien o más… Pero me quedé con el pareado: el alumno con la nota más alta había elegido Tel Aviv, así que me dije: «Debe ser por algo…». Pensé que, obviamente, tenía que ser una motivación de entrenamiento. Y, como quedaban asientos libres allí, en ese exótico destino, cuando me llegó el turno, no lo dudé. Luego me confesó que se fue a Israel por amor… Por suerte para mí fue un profesor de esa universidad quien me puso en mi camino; Me dijo: “Lorna, tienes que dedicarte al diseño de interiores, tu creatividad, tu sensibilidad, eso es lo que realmente importa. Otros se encargarán de las cuestiones técnicas…”.
q y China? ¿El más difícil todavía?
r Más o menos… Los primeros seis meses me dediqué casi por completo al idioma: era imposible estudiar en inglés o en cualquier otro idioma que no fuera chino. he tenido suerte Gracias a mi estancia se abrieron convenios de intercambio y colaboración con la ETSAM. Estaba conduciendo al director de la escuela por las calles de Shanghái, mostrándole los mercados chinos y regateando con los vendedores… De repente estaba un poco embajador. Estoy muy orgulloso de lo que aprendí y disfruté allí.
En ‘Topografías del placer’ (izquierda) abrió el muro como revelación, para dejar esa rendija al fuego, que invita a la reflexión. Una apuesta ganadora en Casa Decor 2020 y que la proyectaba como interiorista. Abajo, dos espacios con el sello del ‘minimalismo cálido’ de De Santos. .
En mi bicicleta, me seguían llegando nuevas ideas y yo estaba como, ‘¿Cuántos puedo correr? ¿Cuántas vidas se necesitarían para hacerlos todos?
Sus primeros clientes, como suele ocurrir, fueron conocidos o encargos que le señalaba la constructora de su padre. Hasta que llegó el punto de inflexión en 2020: su proyecto topografías del placer gana el premio más importante de la edición de ese año de Casa Decor. Allí se definió el estilo con el que sería reconocida: sus blancos, su luz, sus ambientes de pura paz, los pisos continuos, la calidez que es más orgánica que geométrica… En 2021, la revista especializada ANUNCIO la nombró diseñadora de interiores del año. Una carrera meteórica que todavía está lejos de alcanzar el techo.
q Eventualmente, el destino persistió y la llevó a casa, donde vio que lo hacían sus padres. ¿No sientes que probaste uno de tus otros talentos?
r Recién licenciada en Arquitectura, me matriculé en Interpretación. Estudié durante un año. Pronto me di cuenta de que no era lo mío. Y mira, con la primera jugada que hice tuve rep y todo! Pero no sentí que fuera a mi manera. No tenía ganas de entrar sola en un espacio vacío y mirarlo y empezar a pensar en sus posibilidades, qué hacer con él… Pero sigo yendo mucho al teatro, me inspira mucho. Incluso viajes, música, cine, gastronomía…
lorna de santos
El talento del atleta…
Es lo que es, dice, por su tesón, por esa actitud de leona con la que se enfrenta a lo que se le presente.
… y el talento del emprendedor
Cree en la conjunción del talento, en el equipo, y a futuro le gustaría seguir aprendiendo y traspasar los límites de una arquitecta de interiores: se considera emprendedora, quiere lanzar líneas de muebles, abrir líneas de negocio y , sobre todo, ser ese tipo de líder que haga crecer a quienes trabajan con ella.
P. Hace cocinas. ¿tú también cocinas?
r Si invito a alguien a cenar a casa, hay que tener claras dos cosas: habrá buen vino y pediremos comida a domicilio. ¡En serio! ¡NO! Yo nunca cocino. es fatal para mi
P. Entonces, ¿por qué algo que no dominas en este momento o no sabes cómo cambiar todos tus talentos? ¿Con quién negociarías si pudieras?
r Creo que la única vida por la que cambiaría la que ha sido la mía hasta ahora sería la de Rafa Nadal. La raqueta…
CRÉDITOS
Consejo editorial: Alejandro Martín
Coordinación editorial: Juan Antonio Carbajo, Francis Pacha, Alejandro Martín
Desarrollo: Rodolfo Mata
Dibujo e ilustración: Juan Sánchez
Coordinación de diseño: Adolfo Domenech
Fotografía: jaime villanueva
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