Gabriel Chipperfield (Londres, 33 años) aprendió a hablar español en Corrubedo, un pequeño pueblo de pescadores del municipio gallego de Ribeira (A Coruña). Su padre, el arquitecto británico David Chipperfield, llegó a la zona por casualidad. “Hace 30 años, el arquitecto Manolo Gallego lo invitó a veranear aquí. Mis padres no tenían relación con Galicia, pero les pareció una buena idea. Llovió durante dos semanas seguidas y no sabíamos si queríamos volver”, recuerda Gabriel. Un año después, sin embargo, regresaron a la Costa da Morte. “Entonces tuvimos un clima mejor y más soleado. Lo pasamos muy bien, y el resto es historia”, dice vía Zoom.
En 2001 sus padres construyeron una casa para la familia en Corrubedo. Desde entonces, David Chipperfield ha pasado aquí los meses de julio, agosto y septiembre inmerso en la rutina de trabajar por la mañana y navegar y recibir amigos por la tarde. El famoso arquitecto se ha convertido en una figura omnipresente en la ciudad y está fuertemente comprometido con la preservación de la arquitectura de la zona.
“Mi padre está en un momento de su vida y de su carrera en el que se toman en consideración sus opiniones. No es un impulso egoísta, porque no lo hace por sí mismo, sino por las generaciones futuras”, dice Gabriel Chipperfield, quien guarda gratos recuerdos de su infancia y adolescencia en la ciudad. Tan bueno que a los 24 años diseñó y construyó su casa de veraneo junto a la de sus padres. Aunque no estudia Arquitectura -es licenciado en Ciencias Económicas y Administrativas-, está muy vinculado a ese mundo y dirige The Selected Work, un estudio multidisciplinar de diseño y desarrollo arquitectónico en Londres especializado en boutique y espacios comerciales.
“La casa Corrubedo fue uno de mis primeros proyectos. Estaba nervioso y no quería equivocarme, así que puse en práctica muchas de las sugerencias de mi padre en cuanto a la luz y el espacio”, admite Gabriel, que ahora pasa parte de sus veranos aquí con su familia: su mujer, la artista. la consultora Laura de Gunzburg (París, 32) y su hijo Cy, nacido en 2021. “En esta casa lo importante no es el interior, sino el exterior. Se trata de disfrutar y apreciar la naturaleza desde dentro. Es lo contrario a un sótano en la ciudad, donde la decoración es clave y necesitas hacer del espacio un lugar cálido y acogedor. En Londres tenemos una linda casa frente al parque. La gente suele decirnos que tenemos buenas vistas, pero yo les digo que no conocen las de Corrubedo. Tiras de las cortinas y tienes el mar y la playa justo aquí. Esto es lo que hace que este lugar sea especial».
Para obtener esas vistas, Chipperfield tuvo que hacer una renovación drástica del edificio. “Antes la parte de atrás, la que daba a la playa, no tenía ventanas. Allí solo había un baño y una escalera. Cuando expliqué el proyecto a la Municipalidad, me dijeron: ‘¿Y para qué quieres ver el mar?’ Ellos no lo entendieron. Antiguamente, la mayoría de los edificios de la zona daban la espalda al Atlántico”, recuerda.
El resultado de la obra es una casa de tres plantas con un gran salón comedor y tres dormitorios con ventanales desde los que se puede apreciar el gran espectáculo natural: el cielo cambiante de Galicia, el mar embravecido golpeando las rocas. En el interior, sin embargo, reina el minimalismo. La pareja encargó el mobiliario clave -la mesa de comedor, la mesa central del salón y la librería- que completaron con sofás y sillas del diseñador y artista italiano Enzo Mari. “No encargamos un proyecto de interiorismo elegante a alguien como Christian Liaigre. Algunas cosas las creamos nosotros mismos y otras las encontramos en el pueblo, en un mercado o en la playa”, subrayan.
La pareja acaba de casarse en París después de seis años de relación. Su primer encuentro fue tan casual y movido como aquel primer verano de los Chipperfields en Corrubedo. “Nos conocimos en una cena durante una feria de arte. Fue terrible”, reconoce entre risas Laura de Gunzburg, a lo que su marido añade: “Nos hicieron sentar uno al lado del otro. Conocía a todo el mundo, pero no era muy amable conmigo y no me prestaba atención. Esto me puso un poco nervioso. En resumen, me levanté de la mesa en medio de la cena y me senté en otro lugar».
Tiempo después, se reencontraron y terminaron enamorándose. Hace seis años que pasan parte del verano en Galicia. “Lo primero que pensé fue: ‘Qué fría está el agua’. Pero es un lugar encantador”, dice el consultor de arte. “Aquí nos gusta pasar tiempo con los padres de Gabriel y descansar. Desayunamos todos juntos y bajamos a la playa. Se trata de estar en familia y ponerse al día a un ritmo más lento que en Londres, donde todos tenemos una agenda agitada”, explica De Gunzburg, que ahora prepara un proyecto con la Serpentine Gallery de Londres y una exposición con el artista estadounidense Daniel Arsham como parte de la feria de arte londinense Frieze. Chipperfield, por su parte, acaba de abrir un hotel boutique en Inglaterra con el fundador de Frieze, Matthew Slotover, y el artista Tom Gidley. Se llama The Fort Road y está ambientado en Margate, la ciudad costera británica donde el artista romántico Turner vivió y pintó, y que Tracey Emin construyó su casa con la ayuda de Gabriel.
La playa es un lugar especial para esta familia. «Lo tenemos delante de la casa de Corrubedo y bajamos continuamente. También vamos mucho a la ría de Arosa. Aprovechamos los días de lluvia para ir a Santiago de Compostela y explorar Galicia”, cuenta Chipperfield. “Y luego está la comida. Aquí pasamos el día comiendo. Su padre reabrió una taberna histórica en el país, el Bar do Porto, que había estado cerrada durante décadas. Sirven productos locales y frescos e incluso su propio vino. “Le gusta mucho cocinar y recibir amigos y clientes. Un día, cansado de preparar abundantes almuerzos y cenas, tuvo la idea de reabrir el bar. Ahora es muy popular entre los vecinos y es difícil encontrar una mesa. Es divertido, lo creamos nosotros mismos y ahora nos cuesta comer allí porque siempre está lleno”, admite el hijo del arquitecto. “Parece haber estado ahí toda mi vida”, agrega Laura. Es lo mismo con los Chipperfield. Parece que vivieron en Corrubedo toda su vida.
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